Un día le confesó a su mujer que estaba poseído por una terrible obsesión: Un impulso incontrolable de colocar su pene en la cortadora de pepinos. Espantada, la esposa le sugirió que consultara con un psicólogo.
El marido prometió que lo pensaría, pero continuó repitiéndole y repitiéndole a la esposa el mismo cuento, hasta que ella, aburrida, un día le dijo: Pues mételo en la cortadora de pepinos y no me jodas más, ¡¡es tu problema!!!
Al día siguiente, el marido llegó a casa cabizbajo profundamente abatido: ¿Qué pasó, querido? le preguntó la mujer, preparándose para lo peor.
Te acuerdas de mi compulsión de meter el pene en la cortadora de pepinos? ¡Oh, no! - grito la mujer - ¡dime que no hiciste eso!
¡Si, lo hice! ¿Oh Dios, y qué paso?
¡Me despidieron...! - respondió el marido.
Y, eh ... ¿la cortadora de pepinos! ¿Que te hizo?, ¿te lastimó?
Noooo, a ella también la despidieron !!